domingo, 28 de febrero de 2010

El anillo del rey (cuento budista)























He decidido poner este cuento budista para que cada cual saque sus conclusiones aunque básicamente habla de la frugalidad de las cosas y de las emociones y, sobre todo, habla de que debemos tener la esperanza y la fuerza de saber que las situaciones dolorosas o desgraciadas pasan, así como debemos tener humildad y saber valorar cuando gozamos de una situación de alegría y placer.

EL ANILLO DEL REY

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje -el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas -le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía "ESTO TAMBIEN PASARA".

Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

-¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

Escucha -dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.

Entonces el anciano le dijo:

Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Algunas reflexiones sobre eso que llaman amor























Yo no sé amar a medias, ¿acaso se puede? Me entrego totalmente cuando lo hago, soy intensa y así es como concibo yo que ha de vivirse el amor: con entrega y pasión.

Tampoco se amar a escondidas ¿por qué hacerlo? No se ha de ocultar la vivencia de un amor como no se oculta la vivencia de una amistad.

No me gusta ser compartida ni compartir en una relación ¿Qué es un triángulo? Para mí, uno más uno es la ecuación perfecta en el amor.

El amor es incondicional, fluye. Ser egoísta en el amor ¿no es una contradicción?

Quien me ame, estará dispuesto a compartir la vida conmigo y no a regalarme las sobras de su tiempo. No quiero ser la última después de una larga lista de personas y de cosas para hacer.

No me cierro puertas pero hay puertas que se cierran solas cuando se sabe lo que hay detrás de ellas. Si me encontrase con dos caminos, uno con un final incierto y otro con un final cierto pero que no deseo ¿qué camino escogerías tú en mi lugar? Está claro ¿verdad?

jueves, 18 de febrero de 2010

Apego























Dicen los budistas que una de las causas del sufrimiento es el apego. Aseguran que las cosas, las personas, las relaciones, etc., son transitorias. Si nos resistimos al cambio y no soltamos aquello que se tiene que ir, sufrimos. Y además de sufrir, nos cerramos a todo aquello que ha de venir.

El apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. Por tanto, no nos debe sorprender que tu mente diga: “No puedo ser feliz si no tengo tal o cual cosa, o si tal persona no está conmigo”. De este modo, no puedes ser feliz si tal persona no te ama, si no tienes un trabajo seguro, si no le das seguridad a tu futuro, si estás solo, si no tienes un cuerpo perfecto, si los otros actúan de una manera determinada…

Todo esto es falso. No hay un solo momento en tu vida en que no tengas cuanto necesitas para encontrarte bien contigo mismo. Todas las cosas a las que te apegas y sin las que estas convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.

El apego es un estado emocional que tiene dos puntas, una positiva y otra negativa. La positiva es un estado de placer y la emoción que sientes cuando logras aquello a que estás apegado. La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer daño a tu paz interior.

Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad, y si se lo consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor de perderlo. ¿Podemos ganar la batalla contra los apegos? Desde luego que sí, renunciando a ellos. Cambiando de programación.

El amor solo puede existir en libertad. Elige entre al apego y la felicidad. Lo que necesitas no es renunciar, sino comprender, tomar conciencia. Si tus apegos te han ocasionado sufrimiento, esa es una gran ayuda para comprender, y si alguna vez experimentaste el sentimiento de libertad te será útil recordarlo.

En la medida que te sorprendas apegado, condicionado a algo y que no puedes liberarte de ello, debes empezar a liberarte de esa atadura para no darle cabida al sufrimiento que es muy penoso y origina el empobrecimiento del alma.

martes, 9 de febrero de 2010

Lalalalarita, limpio mi casita...



















He decidido hacer limpieza en mi cabecita y tirar la basura emocional. Así que aquí estoy, pasando página, cerrando capítulos, dejando espacio en mi mente para nuevas y maravillosas experiencias. Todo el dolor, la ira, el rencor, malos momentos, culpabilidades, miedos, etc., van fuera! Pero que limpito me está quedando todo, así da gusto!

viernes, 5 de febrero de 2010

El breve espacio en que no estás

















Una bella canción, de nuevo, de Pablo Milanés:

El breve espacio en que no estás - Pablo Milanés

Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio en que no está.

Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe al día siguiente lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio de lo que dá.

Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.

No comparte una reunión,
mas le gusta la canción que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté "¿te quedarás?".
Temo mucho a la respuesta de un "jamás".
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé...

Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.

No comparte una reunión,
mas le gusta la canción que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté "¿te quedarás?".
Temo mucho a la respuesta de un "jamás".
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé...

lunes, 1 de febrero de 2010

Relajación: la técnica de los enanitos.


















Las técnicas de relajación están indicadas en los trastornos de tipo psicosomático y en todas aquellas alteraciones en que la ansiedad o angustia es la que provoca los desórdenes funcionales. Son ideales para combatir el estrés.

El objetivo fundamental de las técnicas de relajación es la producción, bajo control del propio sujeto, de estados de baja activación del sistema nervioso autónomo.
Con esto se consigue un mayor autocontrol de las conductas emocionales, comportamentales e intelectuales.

Pero no debemos intentar esforzarnos en lograr directamente la relajación. Toda actitud de esfuerzo o de mantenimiento de una expectativa de logro de relajación va a ser contraproducente ya que contribuirá a producir un estado exactamente opuesto a lo que se pretende. Hay que eliminar toda expectativa de "tener que hacer" o "tener que lograr". Sólo hay que centrarse en los pasos a seguir y tratar de evitar cualquier representación ajena la tarea.

Las técnicas de relajación es mejor ponerlas en práctica en una habitación con poco ruido y poca luz y tumbado boca arriba sobre una cama.

Mi técnica favorita es la de los enanitos u hombrecillos (aunque yo me imagino gnomos o duendes) y consiste en lo siguiente:

Una vez tumbados en la cama con los ojos cerrados, la respiración ha de ser profunda y adecuada. Seguidamente nos imaginamos que cientos de hombrecillos minúsculos empiezan a trepar por los dedos de los pies y comienzan a subir, recorriendo los pies, trepando por los tobillos para continuar subiendo por las piernas, genitales, el vientre, las manos, los brazos, el estómago, el pecho, el cuello, la cara, hasta llegar a la cima de la cabeza. A medida que los hombrecillos avanzan por nuestro cuerpo, las zonas por las que van pasando se van quedando totalmente relajadas y dejamos de sentirlas.