martes, 1 de septiembre de 2009

Amor, de nuevo


















Amor. Sí, ese tema que da tanto en qué pensar, que nos ofrece tantos vértices, recovecos, ángulos, puntos de vista... Algunas personas se pasan la vida buscandolo incansablemente, otras, simplemente se lo encuentran. Quizá para cada uno tenga un significado diferente así como distintos grados de intensidad pero aun así, podríamos decir que cuando el amor te llega, te arrolla como si de un tren de mercancías se tratara, te sacude, te hace gozar y también te hace experimentar dolor. Me gusta la expresión "enamorarse como un niño" para mí es muy descriptiva y está llena de intensidad...

La verdad siempre está donde existe la fe. No existe nada más profundo que el amor. En los cuentos infantiles, las princesas besan a los sapos, que se trasforman en príncipes. En la vida real las princesas besan a los príncipes, que se trasforman en sapos. No es necesario hablar de amor, porque el amor tiene su propia voz, y habla por sí mismo. El amor es siempre nuevo. El amor puede llevarnos al infierno o al paraíso, pero siempre nos lleva a algún sitio. Es necesario aceptarlo, pues es el alimento de nuestra existencia.

Sólo quien es feliz puede repartir felicidad. Un ser humano dividido no consigue afrontar la vida con dignidad. El amor se descubre mediante la práctica de amar. Esperar duele, olvidar duele, pero el peor de los sufrimientos, es no saber que decisión tomar.

A orillas del río piedra, me senté y lloré.
Paulo Coelho